Elon Musk ha vuelto a marcar la agenda del futuro tecnológico, y esta vez con dos grandes apuestas sobre la mesa: la robotización de las fábricas con su robot humanoide Optimus y el despliegue definitivo del coche autónomo con su esperado servicio de robotaxis.
Durante una reciente conferencia con inversores, Musk explicó que 2025 será un año decisivo para Tesla, que se centrará principalmente en «vehículos autónomos y robots humanoides autónomos». Aunque reconoció que la producción inicial de Optimus será menor de lo previsto, Tesla espera fabricar varios miles de unidades antes de que termine 2024, que se emplearán en sus propias plantas de montaje.
“Probablemente no lleguemos a las 10.000 unidades este año, pero sí a varios miles”, dijo Musk, quien aseguró que los robots realizarán tareas repetitivas, peligrosas o poco estimulantes, como parte de un ensayo previo a su comercialización.
Optimus: el obrero incansable
Tesla ya ha empezado a usar prototipos de Optimus en sus fábricas, con el objetivo de probar su integración en las líneas de producción y afinar su diseño. El feedback obtenido servirá para la llamada “producción 2”, un rediseño industrial que se implementará en 2026, optimizando procesos y costes.
Si todo va según los planes de Musk, el robot podría venderse por entre 20.000 y 30.000 dólares. A largo plazo, Tesla no se conforma con una producción limitada: la empresa aspira a fabricar hasta 100 millones de unidades por año en un futuro, con un crecimiento exponencial que Musk cifró en multiplicar por cinco anualmente.
El año del robotaxi
Pero no solo de robots humanoides va la visión de Musk. Según el CEO de Tesla, 2025 será el año en que se despliegue a gran escala el primer servicio de transporte autónomo con vehículos Tesla. Se trata del ambicioso proyecto de los robotaxis, automóviles sin conductor capaces de circular de forma completamente autónoma.
Actualmente, miles de vehículos equipados con el sistema FSD (Full Self-Driving) ya circulan por la fábrica de Tesla en Fremont, California, sin intervención humana. Musk asegura que la tecnología está lista, aunque advierte que los verdaderos frenos son ahora regulatorios, no técnicos.
“La conducción autónoma está limitada más por las leyes que por la ingeniería”, apuntó.
La compañía confía en que su software FSD funcione sin supervisión humana en muchos mercados antes de que acabe este año. Musk mencionó ciudades como Austin, donde se espera que los primeros robotaxis empiecen a operar en los próximos meses, y California, que podría sumarse antes de que finalice 2025.
Obstáculos legales y dudas de seguridad
No todo es optimismo. El proyecto está siendo estrechamente vigilado por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA), especialmente tras varios accidentes —uno de ellos mortal— vinculados a la tecnología de conducción autónoma.
Aunque Musk confía en superar estas barreras, lo cierto es que la regulación será el verdadero examen de su sistema FSD. Sin una aprobación clara en los principales mercados, el despliegue global de los robotaxis podría demorarse, a pesar de que la tecnología esté, según Tesla, lista para rodar.