De promesa a pesadilla: los Robotaxis de Tesla dejan a pasajeros en medio de la carretera

En pleno corazón de Austin, una flota de Tesla Model Y recorre las calles sin conductor al volante, y por solo 4,20 USD por viaje. Aquellos que imaginaban un paseo suave se han encontrado con una auténtica montaña rusa tecnológica: giros erráticos, frenadas de impacto y salidas en sentido contrario han sido grabados y compartidos en redes. Ahora, mientras Elon Musk sueña con millones de vehículos autónomos, las autoridades emergen y plantean la gran pregunta: ¿está Tesla vendiendo humo?

El pasado 22 de junio comenzaron a operar los primeros Robotaxis de Tesla en Austin. Con un diseño sin volante visible y un asiento del conductor vacío, estos vehículos ofrecen recorridos urbanos con una tarifa fija. En el asiento del copiloto viaja un vigilante de seguridad que supervisa el trayecto y puede intervenir si algo sale mal.

Los primeros viajes han sido realizados por un grupo selecto de usuarios vinculados a la marca: empleados, entusiastas y creadores de contenido afines. Como era de esperar, sus primeras impresiones compartidas en redes sociales han sido muy positivas, pero esa no es toda la historia. Pronto comenzaron a circular vídeos que muestran errores de conducción preocupantes: desde entradas en carriles prohibidos, giros indebidos y cambios de sentido sin señalización, hasta situaciones más graves como circular durante varios segundos en dirección contraria.

También se han reportado frenadas repentinas sin motivo aparente, maniobras agresivas, y situaciones en las que los vehículos han dejado a los pasajeros en mitad de la calzada o en intersecciones muy transitadas. Todo ello ha encendido las alarmas en el entorno de la seguridad vial, especialmente porque la flota, aunque vigilada por humanos, funciona sin conductor activo, lo que multiplica los riesgos.

Estas pruebas se producen en un momento especialmente delicado para Tesla. La compañía arrastra un descenso continuado en sus cifras de ventas y ha apostado con fuerza por la conducción autónoma como pilar de su futuro. Elon Musk ha prometido que en un año habrá un millón de Robotaxis en funcionamiento, una promesa que choca de frente con la realidad tecnológica actual.

Las autoridades locales han comenzado a estudiar con detalle el despliegue de estos vehículos autónomos, y algunos legisladores ya han planteado la necesidad de endurecer la regulación antes de permitir su operación a gran escala. Además, desde varios organismos especializados en seguridad vial se acusa a Tesla de exagerar las capacidades de su sistema, utilizando nombres y mensajes que inducen a los usuarios a confiar en una autonomía plena que aún no existe.

En Europa, las críticas tampoco han tardado en llegar. Se acusa a la empresa de utilizar tácticas comerciales engañosas, presentando la conducción autónoma como una realidad consolidada cuando aún está en fase experimental. De hecho, antiguos responsables del propio programa de Autopilot han reconocido que la autonomía total todavía está lejos de alcanzarse, pese a los mensajes triunfalistas del equipo directivo.

A pesar de los esfuerzos de marketing y del despliegue mediático, los vídeos compartidos por usuarios reales muestran una tecnología aún inmadura, incapaz de garantizar trayectos seguros sin supervisión humana. La realidad parece estar muy lejos de la narrativa oficial.

Y mientras tanto, los Robotaxis continúan circulando por las calles de Austin, convertidos en estrellas virales de las redes sociales. La gran pregunta es: ¿cuánto tiempo pasará hasta que uno de estos fallos no se quede solo en un vídeo viral y acabe en tragedia?

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