SpaceX ha dado un nuevo paso en la carrera por el dominio de las telecomunicaciones por satélite. La compañía de Elon Musk lanzó el pasado 6 de mayo su misión Starlink 6-93, añadiendo 28 satélites más a su constelación en órbita baja terrestre (LEO). El cohete Falcon 9 despegó a las 21:17 EDT desde la plataforma 40 de la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida, reforzando una red que ya supera las 7.200 unidades operativas.
Este último lanzamiento no solo representa una nueva demostración de músculo técnico, sino que también consolida a Starlink como el actor dominante en un mercado que se está volviendo cada vez más estratégico. Su papel fue especialmente notorio durante el reciente apagón que afectó a buena parte de la península ibérica: con las redes terrestres de telecomunicaciones fuera de servicio, el uso de Starlink se disparó un 35% en España y Portugal, según datos recopilados por operadores locales.
La infraestructura satelital de SpaceX se ha convertido, de facto, en una red de respaldo crítica ante crisis, catástrofes naturales o cortes de energía. Esto no solo le da valor comercial, sino también geopolítico. Mientras gobiernos como el de Alemania anuncian planes para desarrollar constelaciones propias de comunicación seguras (la Bundeswehr prepara una red satelital militar independiente), y otros como Ucrania buscan alternativas en colaboración con la Unión Europea, Starlink ya opera a gran escala y con cobertura global.
Frente a esta madurez operativa, los rivales tienen aún camino por recorrer. El Proyecto Kuiper de Amazon, su competidor más cercano, apenas ha comenzado a desplegar sus primeros satélites y centra su estrategia en zonas rurales poco atendidas, al igual que Starlink. Sin embargo, todavía está lejos de alcanzar un nivel de despliegue comparable. Mientras tanto, grandes operadores tradicionales como AT&T o T-Mobile también exploran asociaciones y soluciones híbridas, pero por ahora carecen del alcance orbital de SpaceX.
Con dos instalaciones activas en la Space Coast de Florida y una cadencia de lanzamientos sin igual —más de 40 misiones Starlink solo en lo que va de año—, SpaceX sigue ampliando su huella comercial y gubernamental. Sus servicios ya están presentes en más de 70 países y se utilizan tanto por usuarios individuales en zonas rurales como por organismos públicos en entornos sensibles o aislados.
Starlink 6-93 es más que un número de serie: es la confirmación de que SpaceX no solo lidera la carrera satelital, sino que está marcando el ritmo. A medida que aumenta la demanda de conectividad segura, rápida y global, su constelación se consolida como un pilar clave en la arquitectura futura de las telecomunicaciones mundiales.