Starlink, el nuevo copiloto del transporte pesado

En el transporte por carretera, perder la conexión no es solo una molestia: puede suponer descoordinación, retrasos en las entregas y problemas legales en la trazabilidad de la mercancía. Las redes móviles no siempre cubren las rutas más aisladas, y ahí es donde Starlink está empezando a hacerse un hueco entre operadores logísticos, transportistas autónomos y flotas de largo recorrido.

Empresas en EE. UU., Canadá, Australia y algunas partes de Europa ya están utilizando Starlink como respaldo o conexión principal en zonas sin cobertura 4G o 5G. En España, compañías de transporte forestal y operadores logísticos en Galicia, Castilla-La Mancha o Aragón han comenzado a probar el sistema en tramos donde la red tradicional se cae de forma habitual.

El funcionamiento es simple: cada vehículo incorpora una terminal Starlink –en muchos casos, la antena plana Flat High Performance diseñada para operar en movimiento– conectada a una red local que proporciona WiFi en cabina. Esto permite mantener actualizados los sistemas de navegación, enviar datos telemáticos en tiempo real y asegurar la trazabilidad del cargamento incluso en zonas sin cobertura terrestre.

Una de las pioneras en integrar Starlink a escala industrial ha sido Schneider National, una de las mayores empresas de logística de EE. UU. Según su director de tecnología, el objetivo es garantizar una conectividad continua que permita al conductor operar sus herramientas digitales sin interrupciones. Esto incluye desde las apps de gestión de rutas y horarios hasta el control de temperatura en camiones refrigerados.

El coste de Starlink Roam para vehículos en movimiento ronda los 247 euros mensuales, con un coste inicial de equipo cercano a los 2.400 euros. Aunque puede parecer elevado, muchas empresas lo están amortizando rápidamente al reducir pérdidas por errores logísticos, eliminar la dependencia de puntos WiFi externos y mejorar el cumplimiento de normativas como la e-CMR o el registro electrónico de jornada.

Otro uso creciente está en las cabinas de descanso. Conductores que pasan semanas en ruta valoran poder hacer videollamadas, ver contenido en streaming o incluso recibir formación online desde cualquier punto del mapa. En este contexto, Starlink se convierte también en una herramienta de fidelización para las flotas, en un momento donde la escasez de conductores se ha vuelto estructural en toda Europa.

En Canadá, compañías que transportan mercancía por zonas remotas de Alberta o Columbia Británica han instalado antenas Starlink en vehículos de transporte de madera, petróleo y gas. Estos entornos, sin ninguna infraestructura móvil, dependían hasta ahora de comunicaciones por radio VHF. El cambio no solo mejora la eficiencia, sino que aumenta la seguridad: se pueden enviar alertas automáticas en caso de accidente o parada prolongada.

Los fabricantes de hardware ya están moviéndose. Empresas como Peplink y Cradlepoint están desarrollando routers híbridos que combinan Starlink con redes LTE, de forma que el sistema elige automáticamente la mejor conexión disponible. Esta redundancia garantiza que las rutas de transporte, incluso en zonas de montaña o atravesando desiertos, no pierdan nunca conexión.

En Europa, donde el precio de la electricidad para transporte y la presión regulatoria sobre las emisiones no paran de aumentar, digitalizar las flotas es casi obligatorio. Y aunque la cobertura 5G mejora, sigue habiendo vacíos. Starlink no será una solución universal, pero para muchas flotas que operan fuera de las rutas principales, es ya una herramienta clave para seguir conectadas en movimiento.

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