Carguero en llamas con 800 eléctricos a bordo: el “nuevo Felicity Ace”

El “Morning Midas”, un carguero de casi 200 metros de eslora y con más de 3.000 vehículos a bordo, incluidos 800 eléctricos, se ha convertido en el nuevo protagonista de una historia que mezcla riesgo, tecnología y medioambiente. El pasado 3 de junio, mientras navegaba por el Mar de Bering rumbo a México, un incendio a bordo obligó a evacuar a toda su tripulación, dejando al barco a la deriva frente a la costa suroeste de Alaska.

Zodiac Maritime, operador del buque de bandera liberiana, confirmó que sus 22 tripulantes fueron rescatados sanos y salvos por el carguero cercano “Green Oceana”, tras varios intentos fallidos de contener las llamas. La Guardia Costera estadounidense ha desplegado medios aéreos y marítimos para supervisar el siniestro y estudiar el rescate del navío.

La causa exacta del incendio aún se desconoce, pero las sospechas apuntan de nuevo a los vehículos eléctricos, especialmente por cómo se comportó el fuego tras agotarse las reservas del sistema de extinción con dióxido de carbono. El director de Asuntos Técnicos de la Asociación Internacional de Bomberos, Sean DeCrane, ha señalado que “el patrón es consistente con un fallo térmico en baterías de litio, aunque no se ha confirmado oficialmente”.

El caso recuerda inevitablemente al del Felicity Ace, el carguero que se hundió en 2022 frente a las Azores después de que un incendio consumiera sus más de 4.000 vehículos del Grupo Volkswagen. Aunque en ambos incidentes no se ha determinado si el fuego lo provocó un coche eléctrico, el debate sobre los riesgos que representan estas baterías en el transporte marítimo ha vuelto a activarse.

¿Qué pasa con las baterías de los coches eléctricos?

A pesar de su mala fama en titulares, los coches eléctricos se incendian menos que los térmicos según la mayoría de estadísticas disponibles. El problema es otro: cuando arde una batería, apagar el fuego es extremadamente difícil. La composición química y la posibilidad de una reacción en cadena hacen que incluso tras sofocar las llamas, el riesgo de reactivación permanezca durante días.

China, consciente de esta realidad y de su papel dominante en la cadena de valor del coche eléctrico, ha decidido dar un paso adelante. A partir del 1 de julio de 2025, entrará en vigor la norma GB 38031-2025, que obligará a todas las baterías vendidas en el país a superar pruebas mucho más estrictas. Entre ellas, resistir fugas térmicas, impactos estructurales y más de 300 ciclos de carga rápida sin riesgo de explosión o incendio.

Uno de los fabricantes que ya se adelantan a la normativa es CATL, con sus baterías “Qilin”, lanzadas en 2022. Estas celdas de nueva generación se utilizan, por ejemplo, en el Zeekr 007, un SUV que ofrece hasta 780 km de autonomía en ciclo CLTC, o 615 km según el estándar europeo WLTP. La clave está en un diseño que mejora la disipación térmica y aumenta la seguridad del conjunto.

Transporte marítimo: el eslabón débil

El caso del Morning Midas revela una debilidad estructural: los sistemas contra incendios en buques no están preparados para la dinámica de un incendio de baterías. Los extintores tradicionales, los sistemas de CO₂ y los compartimentos sellados no son eficaces frente a una fuga térmica descontrolada. Algunos expertos apuntan a la necesidad de crear protocolos específicos de carga y aislamiento para vehículos eléctricos, algo que ya estudian los grandes astilleros asiáticos.

Mientras tanto, el Morning Midas sigue a la deriva, convertido en un símbolo flotante de los desafíos que plantea la transición energética cuando se combina con las viejas rutas del comercio global.

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