¿Qué ocurre si te quedas sin batería en tu coche eléctrico medio de un viaje?

Quedarse sin batería en un coche eléctrico en pleno trayecto puede ser una situación incómoda, pero en España ya existen alternativas —aunque aún limitadas— para salir del apuro. A diferencia de repostar un coche térmico, donde siempre hay una gasolinera a menos de 20 kilómetros, la recarga eléctrica depende de una infraestructura que aún está lejos de estar bien mallada.

La ley de Tráfico no contempla sanción específica por quedarse sin batería. Si te detienes en el arcén de una autovía o autopista por este motivo, puedes ser multado con hasta 200 euros si no señalizas correctamente o si pones en riesgo la circulación. La DGT recuerda que solo está permitido detenerse en estos lugares por avería o emergencia, así que técnicamente, si el coche se para porque se agotó la batería y no por una avería del sistema, podrías tener problemas legales.

Las soluciones para un eléctrico varado son menos inmediatas que con un coche de gasolina. El servicio de asistencia en carretera suele incluir el traslado del coche hasta el punto de carga más cercano. Las principales aseguradoras ya lo contemplan, pero no todas cubren este servicio en trayectos cortos o en vías urbanas. Además, dependiendo del contrato, hay compañías que solo permiten un número limitado de traslados por agotamiento de batería al año.

Algunas empresas, como Repsol o Endesa, han empezado a probar sistemas móviles de recarga que pueden acercarse al coche averiado para ofrecer una pequeña carga de emergencia, suficiente como para llegar al siguiente punto de recarga. No obstante, este servicio aún no está disponible de forma generalizada y suele reservarse a grandes ciudades.

Según Electromaps, en España hay más de 27.000 puntos de recarga públicos, pero solo el 22% de ellos permite carga rápida. Esto significa que, si te quedas sin batería en una zona rural o en carreteras secundarias, dependerás del servicio de grúa. Además, muchos cargadores siguen estando en aparcamientos de supermercados, hoteles o centros comerciales con horarios limitados o con restricciones de uso.

La nueva normativa europea obliga a que haya un punto de carga rápida cada 60 km en las principales rutas transeuropeas antes de 2026. Esto podría aliviar parte del problema, aunque los efectos no se verán a corto plazo. Mientras tanto, fabricantes como Tesla, Mercedes o Hyundai ya han incorporado rutas inteligentes en sus sistemas de navegación que avisan con antelación si no llegarás al siguiente cargador y sugieren alternativas.

Por ahora, la mejor prevención sigue siendo la planificación: conocer bien la autonomía real del coche, especialmente en viajes largos, revisar el perfil de la ruta, el clima y, sobre todo, evitar estirar la batería hasta el último kilómetro.

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