¿Qué limita realmente la potencia en los cargadores de 400V?

Los cargadores rápidos de 400V, especialmente los de corriente continua (DC) entre 50 y 150 kW, son los más habituales en la red pública española. Están en centros comerciales, estaciones de servicio, áreas urbanas y puntos estratégicos de carretera. Pero a pesar de lo que indican las especificaciones técnicas, la potencia de carga efectiva que recibe el coche muchas veces es muy inferior a la prometida. Y no siempre por culpa del vehículo.

La potencia teórica y la real

Cuando un cargador anuncia 100, 120 o 150 kW, se refiere a su capacidad máxima. Pero esa cifra depende de varios factores simultáneos:

  • El voltaje de salida (400V)

  • La intensidad de corriente que puede ofrecer (amperios)

  • Las condiciones eléctricas de la instalación

  • El estado térmico del sistema y del cable

  • Y, por supuesto, el coche al que está conectado

Limitación 1: potencia compartida

Muchos cargadores tienen dos tomas, pero una sola fuente de alimentación. Esto significa que los 150 kW, por ejemplo, se reparten entre dos vehículos si ambos están enchufados. Lo normal en estos casos es que uno reciba 90 kW y el otro 60, o directamente se limite a 75 kW para cada uno.

Aunque se trate de cargadores individuales, también puede haber limitaciones por parte de la instalación eléctrica. En zonas donde la red no permite picos sostenidos, el sistema modula la intensidad y baja la potencia.

Limitación 2: tensión e intensidad

Los cargadores de 400V están limitados en el voltaje que pueden suministrar, y para compensar esto se recurre a subir la intensidad. Pero esa corriente genera calor, especialmente si el cable no está refrigerado activamente. Si se supera cierto umbral, el sistema baja automáticamente la entrega para no sobrecalentarse. Esto es habitual en cargadores antiguos, sin mantenimiento o en días de mucho calor.

Por ejemplo, un cargador de 400V que intenta entregar 150 kW necesitaría suministrar casi 375 amperios. Muy pocos cables lo aguantan sin recalentarse. Resultado: se limita la entrega a 70-90 kW, incluso si el coche admite más.

Limitación 3: temperatura de la batería

Aunque esté conectado a un cargador potente, un coche no cargará rápido si la batería no está a la temperatura adecuada. Esto es muy frecuente en invierno o tras recorridos cortos. Si la batería está fría, el sistema de gestión del vehículo reducirá la velocidad de carga para proteger la química. Y si está demasiado caliente (por ejemplo, tras largos recorridos a alta velocidad), también bajará el ritmo para no degradarse.

Limitación 4: curva de carga del coche

Los coches no cargan de forma lineal. Tienen una curva de carga diseñada para proteger la batería. El pico máximo de potencia solo se alcanza cuando la batería está muy descargada, normalmente entre el 10% y el 30%. A partir de ahí, la potencia baja progresivamente. Así, aunque el coche admita 120 kW, puede estar cargando a 60 kW si ha llegado al cargador con un 60% de batería.

Limitación 5: software y actualizaciones

No todos los cargadores están al día. Algunos operan con versiones antiguas del software de control, que aplican límites conservadores o gestionan mal la comunicación con ciertos modelos. Esto puede provocar que el coche y el cargador no lleguen a entenderse bien y se establezca una potencia menor de forma automática.

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