El gasto inesperado cuando tienes un Tesla

Un estudio realizado por la red de talleres Kwik Fit, con más de 600 centros en Reino Unido y más de 2 millones de sustituciones anuales, revela que el modelo con más cambios de neumáticos registrados es el Tesla Model 3.

El sedán eléctrico lidera el listado en nada menos que 54 talleres, doblando las cifras del siguiente modelo en el ranking: la Citroën Berlingo. En tercer lugar aparece otro Tesla, el Model Y, seguido del Mercedes CLA. En el extremo opuesto, los modelos que menos sustituciones requieren son el Skoda Karoq, el Kia Niro y el Jaguar XE.

A nivel de marca, Tesla es la que más cambios de neumáticos necesita en más de 70 áreas distintas del país. La explicación, más allá del uso intensivo que suelen tener sus vehículos, está en la alta potencia y entrega de par de su sistema de propulsión eléctrica, que acelera de forma más agresiva y directa que cualquier coche de combustión de potencia similar.

Además, durante los primeros años del Model 3, la única configuración disponible era la versión Dual Motor con tracción total, lo que añadía aún más fuerza en el eje delantero y trasero, amplificando el desgaste.

¿Cómo reducir el desgaste de neumáticos en coches eléctricos?

El estudio de Kwik Fit no solo se queda en los datos, sino que también recuerda que hay formas de minimizar este desgaste prematuro. Algunas recomendaciones clave incluyen:

  • Revisar la presión de los neumáticos de forma periódica. Una presión incorrecta acelera el desgaste y empeora el consumo energético.

  • Equilibrar y alinear las ruedas evita que el desgaste sea desigual.

  • Rotar los neumáticos (pasar los delanteros atrás y viceversa) cada ciertos kilómetros para igualar su uso.

  • Practicar una conducción eficiente y suave, sin acelerones innecesarios ni frenadas bruscas.

¿Por qué los eléctricos necesitan neumáticos especiales?

La industria ya ha tomado nota de estas diferencias. Muchos fabricantes de neumáticos están desarrollando gamas específicas para vehículos eléctricos, que utilizan:

  • Compuestos más resistentes al desgaste.

  • Flancos reforzados que mejoran el agarre y reducen la distancia de frenado.

  • Diseños de menor resistencia a la rodadura, lo que ayuda a extender la autonomía.

  • Estructuras más ligeras, para compensar el mayor peso de las baterías.

  • Tecnologías que reducen el ruido de rodadura, aprovechando que los eléctricos no generan sonido de motor.

Todo ello busca ofrecer una experiencia de conducción que no solo sea más segura y eficiente, sino también más silenciosa y duradera. Con la proliferación de los coches eléctricos, estos neumáticos pasarán a ser la norma más que la excepción en los próximos años.

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