Buenas noticias para Tesla, Elon Musk abandona su carrera política

Si hay algo que realmente ha hecho daño a Tesla ha sido la carrera política de Elon Musk, que además del daño reputaciónal ha notado como su CEO cada vez dedicaba menos tiempo a gestionarla.

Hoy Elon Musk ha anunciado oficialmente su salida del Gobierno de Donald Trump tras varios meses como asesor especial en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un órgano creado con la promesa de reducir el gasto federal y eliminar trabas burocráticas. El empresario sudafricano confirmó su decisión con un mensaje en su cuenta de X (antes Twitter), en el que agradeció a Trump la oportunidad pero expresó su “decepción” con el último paquete presupuestario aprobado por la Cámara de Representantes.

El llamado “Gran y hermoso proyecto de ley”, impulsado por los republicanos y defendido públicamente por Trump, supone un aumento considerable del déficit federal, algo que va en contra del cometido que tenía Musk como asesor. En sus palabras: “Me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, que aumenta el déficit presupuestario, no solo no lo reduce, y socava el trabajo que está realizando el equipo de DOGE”. Sus declaraciones se produjeron durante una entrevista con CBS Sunday Morning, grabada mientras supervisaba el último lanzamiento de prueba de un cohete de SpaceX.

Musk ya había dejado entrever en los últimos días su intención de alejarse de la política. En sus publicaciones recientes en X, contaba que estaba durmiendo en salas de servidores y fábricas para centrarse en sus proyectos prioritarios: X, su plataforma social; xAI, su empresa de inteligencia artificial, y Tesla, que sigue siendo su pilar industrial principal, además de SpaceX.

Con esta salida, Musk pone fin a un breve capítulo en su trayectoria en el que intentó influir desde dentro en el gasto público estadounidense. Su relación con Trump siempre fue ambivalente: aplaudió su acercamiento a la desregulación, pero ya en el pasado se había distanciado, por ejemplo, al abandonar los consejos presidenciales tras la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París en 2017.

Mientras tanto, SpaceX avanza con su ambicioso plan de llevar humanos a Marte, tras haber completado esta semana su noveno lanzamiento de prueba del cohete Starship. En paralelo, Tesla se enfrenta a un entorno más competitivo que nunca, especialmente en el mercado chino, donde BYD y otras marcas locales han reducido drásticamente los precios (según datos de CPCA, en abril Tesla cayó al tercer puesto en ventas de eléctricos en China).

En el ámbito doméstico, Musk también deberá lidiar con un escenario energético más complicado. El precio de la electricidad en estados clave como California sigue en niveles altos, afectando la rentabilidad de la carga doméstica de vehículos eléctricos. Además, la nueva regulación de incentivos fiscales del IRA (Inflation Reduction Act) condiciona aún más el acceso a los subsidios federales, que ahora solo se aplican a modelos con componentes fabricados en Norteamérica, una norma que podría limitar el atractivo de ciertas versiones del Model 3.

El futuro inmediato de Musk pasa ahora por recuperar el control narrativo de sus compañías, en un momento donde tanto la automoción eléctrica como la carrera espacial están más expuestas a los vaivenes políticos y económicos que nunca.

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