Tesla ha despejado muchas dudas sobre su esperado coche eléctrico “económico” durante la presentación de resultados del primer trimestre de 2025. Pese a meses de especulaciones sobre retrasos y cambios de rumbo, el equipo directivo ha confirmado que el nuevo modelo entrará en producción en la primera mitad de este año, concretamente en junio, manteniéndose dentro del calendario previsto. El lanzamiento comercial, por tanto, será inminente.
La marca californiana se ha mostrado más conservadora con el ritmo de fabricación posterior, advirtiendo que la escalada de producción será más lenta de lo deseado, debido a factores externos como los aranceles globales y la situación financiera internacional, que afectan tanto a las cadenas logísticas como a las decisiones de inversión.
Producción híbrida sobre líneas existentes
En contra de lo que muchos esperaban, este nuevo Tesla no será un vehículo de nueva generación desarrollado desde cero, sino que apostará por un enfoque práctico y pragmático: una combinación de tecnologías actuales y algunos elementos del futuro ecosistema de Tesla. Esto significa que se fabricará aprovechando las líneas de producción del Model 3 y del Model Y, lo que permite reducir tiempos y costes de implementación.
El lado menos brillante de este planteamiento es que los ahorros de coste serán menores a los que se lograrían con una plataforma totalmente nueva. Aun así, Tesla confía en que este método sea suficiente para alcanzar el objetivo principal: reducir el precio de acceso a un vehículo eléctrico sin comprometer seguridad ni calidad.
Diseño similar a los modelos actuales
Al compartir plataforma y cadena de montaje, el nuevo Tesla tendrá un diseño y unas proporciones similares al Model 3 y Model Y. No será, por tanto, un coche radicalmente más pequeño ni totalmente rediseñado, sino una especie de «versión optimizada» de los modelos actuales, enfocada a reducir costes y facilitar su fabricación en masa.
El objetivo declarado sigue siendo el mismo desde hace años: democratizar el coche eléctrico, con un precio inicial más accesible y unas cuotas mensuales más asumibles. Este modelo buscará abrir la puerta a nuevos compradores, tanto en EE. UU. como en Europa, donde la competencia se ha intensificado notablemente en el rango de los 25.000 a 30.000 euros, con marcas como BYD, MG o Renault tomando la delantera.
Sin método «unboxed», por ahora
Tesla ha reiterado que el nuevo modelo no usará el revolucionario método de ensamblaje “unboxed”, al menos por ahora. Este sistema, que cambia la secuencia de fabricación tradicional para reducir complejidad y espacio necesario, se reservará para el Cybercab y los futuros vehículos de la plataforma de próxima generación.
En resumen, Tesla opta por una solución intermedia: tecnología conocida, producción rápida, costes contenidos y un coche que, aunque no sea radicalmente distinto, aspira a competir por volumen en el corazón del mercado. Con junio a la vuelta de la esquina, no tardaremos en ver cómo será este modelo llamado a convertirse en uno de los pilares del crecimiento futuro de la compañía.