Así está la batería de un Tesla con 350.000 km: los datos que sorprenden incluso a los expertos

A la hora de valorar un coche eléctrico de segunda mano, el elemento que más incertidumbre genera es, sin duda, la batería. Este componente, que equivale al «motor» en un vehículo térmico, no sólo es esencial para la autonomía, sino también uno de los más costosos de reemplazar. Pero ¿cómo envejece realmente con el uso intensivo? El canal de YouTube Rsymons RSEV, especializado en vehículos eléctricos, ha realizado una comparativa reveladora: dos Tesla Model 3 de la misma versión, con tres años de antigüedad, pero con una diferencia abismal de kilometraje.

Uno de los vehículos, un Model 3 rojo con apenas 4.808 km, ha pasado más tiempo aparcado que en la carretera. En el extremo opuesto, el Model 3 azul ha recorrido 350.032 kilómetros, una cifra que en condiciones normales requeriría más de 15 años de uso medio. Ambos modelos cuentan con la batería LFP estándar de 60 kWh, tracción trasera y 283 CV de potencia. Se trata de la versión de acceso a la gama Tesla.

Lo interesante de esta comparación es que permite aislar dos variables: el desgaste por el uso frente al simple paso del tiempo. Y los resultados son llamativos. Según el vídeo, el Model 3 rojo mantiene un 99,5% de la capacidad original de su batería, lo cual no sorprende dado su bajo kilometraje. Pero el verdadero protagonista es el modelo azul: a pesar de haber sido utilizado intensamente, y haber recibido numerosas recargas rápidas, su batería conserva el 88,5% de su capacidad original, lo que se traduce en unos 454 km de autonomía WLTP frente a los 513 km anunciados originalmente.

Este dato pone en jaque la narrativa común de que las baterías de los coches eléctricos se degradan rápidamente con el uso. De hecho, el experto de Rsymons RSEV señala que la mayor pérdida de capacidad —un 10%— se produjo en los primeros 32.000 kilómetros, y que a partir de ahí, la degradación fue mínima. Es decir, el mayor «desgaste» ocurre en una fase temprana, pero después la batería se estabiliza.

Este comportamiento es coherente con lo que se sabe de las baterías LFP (litio-ferrofosfato), que si bien ofrecen una densidad energética algo menor que las de níquel, manganeso y cobalto (NMC), tienen mayor vida útil y toleran mejor los ciclos completos de carga. Además, Tesla recomienda cargar este tipo de baterías al 100% con mayor frecuencia, lo que puede haber ayudado a mantener su salud a largo plazo.

Este experimento, más allá de su valor anecdótico, aporta un argumento de peso en favor del coche eléctrico de segunda mano: la fiabilidad real de las baterías Tesla tras un uso intensivo. En un mercado en el que cada vez más unidades eléctricas entran en el circuito de ocasión, estos datos son oro para compradores y vendedores. El coche azul, pese a sus más de 350.000 kilómetros, podría seguir siendo un vehículo plenamente funcional y útil, sin necesidad de reemplazar la batería a corto plazo.

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