Durante años, la promesa de un coche eléctrico por menos de 20.000 euros ha sido poco más que eso: una promesa. Las marcas europeas lo anunciaban como un hito futuro, pero en la práctica el catálogo seguía repleto de urbanos limitados, versiones recortadas y precios inflados. Hasta ahora. BYD, el fabricante chino que más enchufables vende en el mundo, acaba de lanzar en España el Dolphin Surf, un eléctrico del segmento B con aspiraciones serias y un precio rompedor.
El BYD Dolphin Surf mide 3,99 metros de largo, una longitud que lo sitúa en la liga del Citroën ë-C3, el nuevo Fiat Grande Panda eléctrico o el Renault 5 E-Tech. Pero a diferencia de estos, ya está a la venta. Parte desde 19.990 euros sin ayudas, y puede quedarse en apenas 11.780 euros aplicando el Plan MOVES III y las promociones de lanzamiento, lo que lo convierte en el eléctrico más interesante de su categoría en términos de relación entre precio, autonomía y prestaciones.
Este compacto urbano no solo viene a competir por precio: ofrece hasta 156 CV, una autonomía real superior a los 300 km (en su versión Comfort), carga rápida en corriente continua de hasta 85 kW y un maletero de 308 litros. Además, está mejor resuelto por dentro que modelos como el Dacia Spring o el Leapmotor T03, que si bien son más baratos, también juegan en una liga muy distinta: menos potentes, más pequeños y con menos posibilidades fuera del entorno urbano.
A pesar de su tamaño compacto, el Dolphin Surf ofrece un habitáculo amplio para cuatro adultos. No presume de cinco plazas, pero eso rara vez es un punto fuerte en este segmento. El maletero, de formas regulares y con doble fondo, permite alojar incluso bultos grandes, y el diseño general del interior recuerda más a un coche del segmento C que a un utilitario low cost. El salpicadero incluye un cuadro digital de 7” y una pantalla táctil rotatoria de 10,1” compatible con Apple CarPlay y Android Auto, además de mandos físicos para funciones esenciales.
El modelo está disponible en tres versiones: Active, Boost y Comfort. La primera, con 88 CV y batería de 30 kWh, homologa 220 km WLTP. La intermedia (Boost) mantiene la misma potencia pero eleva la batería a 43,2 kWh, con una autonomía de 322 km. La versión Comfort combina esa batería con un motor de 156 CV y una autonomía de 310 km. En todos los casos, la carga del 10% al 80% se completa en unos 30 minutos en corriente continua.
En ciudad, el Dolphin Surf se mueve con agilidad y soltura. En la toma de contacto con la versión Comfort, el motor responde rápido, sin brusquedades, y permite acelerar de 0 a 100 km/h en 9,1 segundos. No tiene el comportamiento dinámico del Renault 5 E-Tech, pero gana puntos en confort y facilidad de uso. La suspensión filtra bien, los frenos tienen un tacto agradable y la dirección, aunque mejorable, cumple para su enfoque urbano.
A nivel de acabados, los plásticos son duros pero bien ensamblados. No hay lujos, pero sí una sensación general de coche “hecho y derecho”. Y eso, en un modelo que puede costar menos de 12.000 euros con ayudas, es bastante raro. El equipamiento también sorprende: desde la versión Boost ya incluye elementos como faros LED, climatización, asientos calefactados, cámara de 360 grados o llantas de aleación.
La batería y el motor son de fabricación propia, una ventaja que BYD está sabiendo explotar frente a sus rivales europeos, que siguen dependiendo de proveedores externos. El Dolphin Surf es el modelo más pequeño de la marca en España, pero no por ello el más básico. En conducción, confort, espacio y equipamiento, se comporta como un eléctrico del segmento superior.
Queda por ver cómo responde el público a una marca todavía poco conocida en Europa. Pero si algo ha demostrado BYD en el último año es que no ha venido de paseo. Con el Dolphin Surf, no solo lanza un eléctrico barato: pone en jaque a buena parte de la industria europea.