Lucid Motors ha logrado consolidarse como una de las compañías más innovadoras del sector automovilístico, a pesar de su participación minoritaria en el mercado. Su buque insignia, el Lucid Air, es reconocido como el coche eléctrico más eficiente del mundo, superando a sus competidores en autonomía y consumo energético.
Sin embargo, la empresa atraviesa una etapa de transición tras el cambio de rol de su hasta ahora CEO, Peter Rawlinson, quien ha pasado a ocupar un puesto clave como asesor de ingeniería. Aunque alejado de la gestión diaria, Rawlinson sigue siendo una de las voces más críticas de la industria, y sus recientes declaraciones en una entrevista con Autocar han generado gran controversia.
Rawlinson sobre los coches eléctricos actuales: «Muchos son una porquería»
Nunca ha tenido pelos en la lengua, y esta vez no ha sido la excepción. Cuando se le preguntó sobre la lenta adopción de los coches eléctricos, Rawlinson fue tajante:
«No me sorprende, porque muchos de ellos son una porquería. Lo siento, es la verdad», afirmó el ingeniero, refiriéndose a la falta de eficiencia en gran parte de los modelos disponibles en el mercado.
Para él, el problema principal es que la industria ha priorizado el aumento de la autonomía sin mejorar la eficiencia de los motores, recurriendo a baterías de gran tamaño en lugar de buscar alternativas más inteligentes.
«Tienen una autonomía muy pobre», añadió. «Están fabricados con piezas de baja tecnología y de fabricación estándar», una crítica directa a marcas que apuestan por soluciones convencionales en lugar de innovar en el desarrollo de sus motores eléctricos.
El secreto del Lucid Air: más kilómetros con menos batería
A diferencia de otros fabricantes, Lucid Motors se ha centrado en mejorar la eficiencia de sus motores, en lugar de aumentar el tamaño de sus baterías. Prueba de ello es el Lucid Air, capaz de recorrer hasta 800 kilómetros con una batería más pequeña que la de sus rivales.
El diseño de su sistema de propulsión es único en la industria:
- Motores eléctricos ultracompactos, que integran el inversor en una sola unidad de tamaño reducido.
- Menos peso y mejor aerodinámica, lo que mejora el rendimiento y la autonomía sin necesidad de baterías descomunales.
- Mayor sostenibilidad, ya que menos baterías significan menos extracción de litio, cobalto y níquel.
Para Rawlinson, la industria está obsesionada con la autonomía sin considerar el impacto ambiental y la experiencia de conducción.
«Podemos recorrer 800 kilómetros sin una batería gigante. Y como esa batería no es tan grande, el coche es ágil, se maneja bien y es más cómodo».