Tesla se tambalea y Musk reacciona: adiós al Gobierno, hola a los coches eléctricos

Elon Musk ha anunciado que a partir de mayo reducirá significativamente su dedicación al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una oficina federal creada por el presidente Trump con el objetivo de combatir el despilfarro y el fraude en el aparato estatal. La decisión llega en un momento especialmente delicado para Tesla, que ha reportado una caída del 71% en su beneficio neto durante el primer trimestre de 2025, situándose en apenas 409 millones de dólares, frente a los 1.410 millones del mismo periodo del año anterior.

Durante una conferencia con analistas del sector automovilístico, Musk aseguró que, aunque considera que el DOGE ha logrado “avances significativos en la lucha contra el malgasto y la corrupción administrativa”, la mayor parte del trabajo fundacional del organismo ya se ha completado. Por ello, ha decidido que a partir del próximo mes solo dedicará “uno o dos días a la semana” a este proyecto, concentrando su atención en las operaciones de Tesla.

El tiempo que dedico al DOGE caerá de forma significativa”, afirmó Musk. “Seguiré colaborando mientras el presidente Trump lo considere útil, pero mi foco estará de nuevo en Tesla”.

Esta declaración tiene lugar tras varias semanas de rumores sobre una posible pérdida de control operativo en Tesla, coincidiendo con un año particularmente complejo para la compañía. A la ralentización de las entregas globales —las cifras del primer trimestre mostraron una caída del 8% interanual— se suma la creciente competencia de fabricantes chinos como BYD o Xpeng, que están erosionando las ventas de Tesla en Asia y Europa.

Además, la reciente decisión de posponer varios proyectos clave, incluyendo el lanzamiento del robotaxi y nuevas líneas de producción en Texas, ha incrementado la presión sobre Musk para que se involucre directamente en la gestión de la compañía.

Aunque el DOGE fue concebido como una iniciativa para mejorar la eficiencia del gasto público, su carácter centralizado y el protagonismo personal de Musk han generado controversia tanto dentro como fuera de Washington. Algunos expertos en política fiscal han cuestionado la transparencia del organismo, mientras que otros han alertado sobre el riesgo de concentrar tanto poder ejecutivo en una figura empresarial sin experiencia previa en administración pública.

El cambio de enfoque anunciado por Musk parece responder, en parte, a la inquietud de los inversores. En las últimas semanas, varios analistas de Wall Street han señalado que la diversificación de prioridades del CEO podría estar restando agilidad a Tesla en un contexto de alta competencia y transición tecnológica acelerada.

Pese a todo, Musk ha dejado claro que su implicación política no desaparecerá del todo. “Mientras pueda ser útil, seguiré contribuyendo, pero es evidente que Tesla necesita ahora más de mi tiempo que nunca”, concluyó.

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