Tesla lleva años prometiendo una experiencia de conducción autónoma o asistida sin complicaciones, pero en los últimos meses se ha puesto en evidencia un problema tan sencillo como frustrante: la cámara central del parabrisas, fundamental para el funcionamiento del Full Self‑Driving (FSD), se ve afectada por condensación o humedad, lo que impide que el sistema funcione con normalidad.
La cámara está situada en el interior del coche, en la parte superior del parabrisas, justo detrás del retrovisor. Desde ahí, actúa como los “ojos” del sistema Tesla Vision, escaneando todo lo que ocurre en la carretera. El problema es que, en determinadas condiciones de humedad o temperatura, se forma una película de condensación que nubla su visión. El coche lo detecta y desactiva automáticamente el FSD por motivos de seguridad.
Aunque Tesla recomienda una limpieza sencilla del cristal y del alojamiento interior para solucionarlo, muchos usuarios están hartos de tener que hacerlo constantemente. Algunos incluso han llevado sus coches varias veces al servicio técnico sin conseguir una solución definitiva.
La reacción de la comunidad ha sido inmediata. En redes sociales, decenas de propietarios comparten vídeos mostrando el aviso de error y cómo desaparece después de limpiar el área afectada. La sensación general es que un vehículo tan avanzado no debería tener un problema tan “mundano”.
Un fallo “menor”, pero muy molesto
Este tipo de incidentes no impide conducir, pero sí frustra la experiencia que muchos esperan al adquirir un Tesla con FSD. La idea de dejar que el coche te lleve solo pierde todo el atractivo si tienes que estar pendiente de si el cristal está limpio o si la humedad empañará la cámara.
En días fríos o húmedos, es habitual que se forme una ligera neblina en el interior del parabrisas, justo donde está alojada la cámara. Y aunque el conductor no lo perciba fácilmente, los sensores sí lo hacen. El resultado: el coche se niega a activar el FSD, lanzando un aviso en pantalla.
El problema no es exclusivo de un modelo, y afecta tanto a Model 3 como a Model Y, e incluso a unidades más recientes del Model S y Model X. Es un problema de diseño, no de desgaste, lo que hace pensar que la solución no será simplemente limpiar el cristal, sino revisar el propio diseño del sistema de cámara.
Qué está haciendo Tesla al respecto
Elon Musk ha reconocido públicamente que se trata de un problema real y que se ha convertido en una prioridad para el equipo de ingeniería. Aunque no se ha especificado cuál será la solución final, todo apunta a que podría ser una combinación de ajustes físicos en el alojamiento de la cámara y mejoras por software.
Una posible vía sería rediseñar el soporte interior de la cámara para evitar que se acumule humedad, o aplicar algún tipo de recubrimiento anti-vaho. Otra opción podría ser incluir sensores de humedad y temperatura que activen automáticamente el sistema de climatización para prevenir la condensación.
Además, Tesla estaría trabajando en simplificar el proceso de limpieza, para que cualquier propietario pueda acceder fácilmente a la zona afectada sin necesidad de desmontajes complejos ni visitas al taller.
¿Y mientras tanto?
Para los propietarios actuales, la única solución práctica es la limpieza manual. Con un simple paño de microfibra y un poco de paciencia, se puede devolver la visibilidad a la cámara… aunque es probable que vuelva a empañarse.
No es un fallo grave, pero sí una molestia persistente que choca con la imagen de perfección tecnológica que Tesla suele proyectar. En un coche que presume de conducción autónoma, que una simple película de humedad inutilice el sistema es algo difícil de aceptar para muchos.