La llegada de la conducción autónoma supervisada de Tesla a Europa está más lejos de lo que muchos imaginaban. Pese a los avances técnicos y las pruebas exitosas en otros mercados, el sistema FSD (Supervised) se encuentra con una barrera decisiva: los requisitos normativos establecidos por la UNECE, el organismo encargado de armonizar la legislación técnica en el continente.
Según el actual calendario de esta institución, la aprobación plena del sistema no está prevista hasta enero de 2027. Esto supone un retraso importante respecto a las expectativas que manejaba Tesla, que situaba la llegada del FSD a las carreteras europeas en algún momento de 2025.
Europa, a diferencia de otros mercados como Estados Unidos o China, impone un control mucho más exhaustivo sobre las tecnologías de conducción automatizada. Desde 2022, las normativas técnicas vigentes exigen que los fabricantes justifiquen detalladamente cada funcionalidad autónoma: desde los cambios de carril hasta la toma de salidas o la anticipación de obstáculos en carretera.
Estas exigencias han ralentizado el despliegue del FSD en territorio europeo, donde Tesla ha tenido que adaptar su sistema para cumplir con decenas de requisitos legales, tanto a nivel comunitario como nacional. La certificación final no depende solo de demostrar que el software funciona, sino también de que lo hace de forma segura, trazable y conforme a una interpretación muy concreta de “supervisión humana”.
La vía rápida: exenciones puntuales
Ante este panorama, la única forma de que Tesla adelante su hoja de ruta es solicitar exenciones regulatorias específicas. Estas exenciones permitirían a la marca lanzar determinadas funciones del FSD de forma controlada, durante un periodo limitado y en países concretos. De hecho, algunos gobiernos europeos ya están mostrando flexibilidad en este sentido.
Por ejemplo, existen precedentes de autorizaciones piloto que podrían marcar el camino: países del norte de Europa están otorgando licencias temporales para pruebas reales en carretera con supervisión directa del conductor, lo que ha permitido iniciar programas de recopilación de datos a gran escala sin necesidad de esperar a la aprobación general.
El proceso, sin embargo, no es sencillo. Cada excepción debe ser negociada individualmente con las autoridades de transporte nacionales, y no todos los países están dispuestos a correr ese riesgo.
¿Qué está haciendo Tesla mientras tanto?
A pesar de la demora regulatoria, Tesla no se ha quedado quieta. Desde mediados de 2025 ha empezado a desplegar una versión beta del FSD supervisado en países como Alemania, Francia, España, Suecia o Países Bajos. Esta fase de pruebas permite a un número reducido de usuarios experimentar con las funciones más avanzadas del sistema, aunque bajo una vigilancia estricta y sin quitar las manos del volante.
Además, se espera que una modificación regulatoria prevista para septiembre permita legalmente que los coches inicien ciertas maniobras por sí mismos —conocidas como SIM, o System-Initiated Maneuvers—, lo que abriría la puerta a una experiencia de conducción aún más automatizada. Sin embargo, este cambio todavía está sujeto a posibles objeciones por parte de algunos países miembros, lo que podría retrasar su entrada en vigor varios meses más.
Una aprobación país por país
El enfoque de Tesla para Europa parece estar virando hacia una estrategia fragmentada: avanzar país por país, negociando directamente con las autoridades locales y utilizando las exenciones como atajo temporal. Este modelo podría permitir que algunos mercados vean el FSD completamente funcional antes del esperado 2027, mientras otros se mantendrán en fase de espera.
En definitiva, la autonomía total en Europa no es una cuestión de capacidad tecnológica, sino de voluntad política, adaptación normativa y gestión del riesgo. Tesla lo sabe, y por eso ha empezado a desplegar su artillería diplomática para convencer a los reguladores de que su sistema no solo es eficaz, sino también más seguro que la conducción humana.