¿Autonomía de 3.000Km? Huawei ya está en ello.

El movimiento de Huawei hacia el sector de las baterías para vehículos eléctricos ha despertado una ola de especulaciones. Según medios chinos, la empresa ha patentado una batería de estado sólido basada en electrolitos de sulfuro dopados con nitrógeno, capaz de alcanzar densidades energéticas entre 360 y 460 Wh/kg. Hablamos de cifras que duplican o incluso triplican las de las celdas de litio actuales, que rondan los 150–250 Wh/kg en modelos de producción.

Aunque Huawei no fabrica vehículos, su presencia en el sector va en aumento gracias a colaboraciones con fabricantes chinos para integrar sistemas de conducción inteligente, pantallas y conectividad avanzada. La incursión en las baterías sugiere que quiere ganar peso también en la base energética de los vehículos eléctricos, justo en un momento en que China lidera la producción global de baterías y tecnologías asociadas.

La clave de esta patente reside en el dopaje del electrolito de sulfuro con nitrógeno. Este proceso químico busca reducir las reacciones no deseadas en la interfaz con el litio, una zona crítica donde suelen generarse pérdidas de rendimiento y problemas de seguridad. Los electrolitos de sulfuro son conocidos por su excelente conductividad iónica, pero también por su alto coste, en ocasiones superior al del oro. A pesar de ello, su adopción está en el punto de mira por su papel en la mejora de autonomía y tiempos de carga.

Huawei afirma que su batería permitiría recorrer hasta 3.000 kilómetros con una sola carga y que podría cargarse del 10 % al 80 % en menos de cinco minutos. Aunque estas cifras son teóricas, plantean una mejora considerable respecto a los actuales modelos eléctricos del mercado, cuyas autonomías rara vez superan los 800 kilómetros. Aun así, los expertos advierten que para alcanzar esos niveles habría que mejorar no solo la densidad energética, sino también el peso total del vehículo y la infraestructura de carga ultrarrápida, que todavía es escasa.

En China ya hay movimientos importantes en este sentido. Firmas como CATL, GAC o Nio llevan tiempo probando baterías de estado sólido o híbridas con electrolitos parcialmente sólidos. Algunos modelos precomerciales se anuncian para finales de 2025, aunque con precios aún elevados. La carrera por conseguir baterías más ligeras, seguras y rápidas se ha convertido en una prioridad para muchos fabricantes, y la entrada de un actor como Huawei podría alterar los equilibrios.

La empresa ha mantenido en secreto buena parte de la tecnología detrás de esta patente, lo que no ha impedido que se la compare con gigantes como Toyota o Samsung, que también trabajan en celdas de estado sólido con objetivos similares. En este escenario, el dopaje con nitrógeno aparece como un posible camino para sortear los actuales límites de estabilidad térmica y vida útil de las baterías más avanzadas.

Huawei, que ya ha aplicado su experiencia en miniaturización y gestión energética en smartphones y dispositivos portátiles, podría trasladar ese conocimiento al coche eléctrico, especialmente en sistemas de gestión de batería (BMS) y software. No es un paso aislado: China quiere ser la primera gran economía en comercializar baterías de estado sólido a gran escala, y ya hay más de 30 proyectos industriales en marcha en el país.

Las cifras que maneja Huawei aún deben validarse en pruebas reales y producción en serie, pero la dirección es clara: más autonomía, menos tiempo de recarga y un nuevo mapa de actores en el negocio del coche eléctrico.

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