El CEO de Xiaomi lo admite: «Si no te convence nuestro coche, cómprate un Tesla»

Durante un reciente acto en Pekín, el CEO de Xiaomi, Lei Jun, sorprendió al confesar que la compañía compró tres unidades del Tesla Model Y con un objetivo muy preciso: desmontarlas por completo y estudiar cada componente a fondo, desde el sistema de baterías hasta los tornillos de la suspensión. Lo hicieron para compararlo directamente con su nuevo SUV eléctrico, el Xiaomi YU7, y detectar posibles áreas de mejora.

El propio Lei Jun no escatimó en elogios hacia el modelo de Tesla, al que calificó como un coche excelente. De hecho, reconoció abiertamente que si un usuario no se decidía por un Xiaomi, el Model Y era una alternativa perfectamente válida. Un gesto inusual en el mundo del motor, donde la competencia suele esconder las virtudes ajenas.

Pero Xiaomi no se detuvo ahí. Aseguró también que si alguien no quería esperar a que se fabricara su coche, hacía bien en comprar un Tesla o incluso un modelo de Xpeng. Esta aparente humildad tiene, en realidad, una intención muy clara: proyectar una imagen de transparencia y confianza en su propio producto, sin necesidad de desprestigiar al rival.

¿Qué sentido tiene “destrozar” coches ajenos?

Aunque a primera vista parezca un capricho o un exceso, lo cierto es que desarmar modelos de la competencia es una práctica habitual en sectores tecnológicos avanzados. Lo que hace especial este caso es la forma en la que Xiaomi lo ha comunicado: sin secretismo y con una narrativa casi de admiración hacia su competidor directo.

Esta estrategia sirve para:

  • Estudiar decisiones de ingeniería clave: cómo están montados ciertos sistemas, qué materiales se usan, cómo se resuelven los puntos de unión estructural o cómo se gestionan los sistemas electrónicos.

  • Detectar ventajas competitivas invisibles: eficiencia térmica, reducción de peso, diseño modular, facilidad de mantenimiento… Son detalles que no aparecen en una ficha técnica.

  • Aprender más rápido: al venir del mundo de la electrónica de consumo, Xiaomi no tiene décadas de experiencia en automoción. Estudiar a fondo un Tesla Model Y acelera su curva de aprendizaje.

  • Posicionarse como igual entre gigantes: reconocer los méritos de Tesla mientras trabajan para superarlos les coloca, simbólicamente, en el mismo plano.

Xiaomi pisa el acelerador en la carrera eléctrica

La maniobra de estudiar coches rivales no es más que una pieza dentro de una estrategia mucho más ambiciosa. Xiaomi ha pasado de no fabricar vehículos a convertirse en una marca automovilística con dos modelos de producción y récords de ventas en tiempo récord. Su primer modelo, el SU7, fue un éxito en China con cifras de pedidos espectaculares, y su llegada al mercado fue acompañada por una campaña mediática que lo comparaba con coches como el Porsche Taycan o el Tesla Model 3.

Ahora, el YU7 —un SUV eléctrico pensado para competir directamente con el Model Y— se perfila como la siguiente gran apuesta. Ofrecerá versiones de hasta 835 km de autonomía (según ciclo chino) y estará equipado con tecnología propia desarrollada en su nuevo ecosistema de software automotriz.

Todo esto se apoya en una red de fábricas de última generación, con una planta capaz de fabricar un coche cada 76 segundos gracias a más de 700 robots industriales y un sistema de producción inteligente. El objetivo no es sólo competir en China, sino llegar a Europa en 2027, con una propuesta centrada en la tecnología, el diseño moderno y un precio muy competitivo.

¿Una amenaza real para Tesla?

Xiaomi no es la única marca china que está ganando terreno en el sector del coche eléctrico, pero su combinación de experiencia en electrónica, potencia de marca y visión a largo plazo la convierten en una amenaza directa para Tesla. Mientras que otras marcas locales se centran en copiar o reducir precios, Xiaomi intenta superar en ingeniería y experiencia de usuario al líder del sector.

Además, su enfoque comercial es radicalmente distinto: no vende coches, vende experiencias conectadas. Desde el sistema operativo hasta la integración con móviles, domótica o servicios digitales, todo en el coche Xiaomi está pensado para funcionar como una extensión del ecosistema tecnológico de la marca.

Con estos ingredientes, no es difícil imaginar que el despiece de los Model Y no fue un simple ejercicio de ingeniería inversa, sino un gesto de guerra silenciosa: aprender del mejor para, algún día, superarlo cara a cara.

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